Fantástica idea la de incluir un concierto de banda en un Congreso de Musicología y más, si lleva el título La música desde el entorno rural como ejemplo de interacción social: agrupaciones, identidades i espacios de convivencia. Este ha sido el lema de las XIV Jornadas AVAMUS de Musicología, celebradas en Requena los días 21 y 22 de abril.
Y mejor idea es elegir para dicho concierto tres obras de diversos compositores actuales de nuestra tierra. De antemano, quiero felicitar a la Banda Sinfónica de la Sociedad Musical Santa Cecilia de Requena y a su director Sergio Navarro Bonaviña, por el monumental trabajo realizado para preparar este concierto. Admirable.
Ya en la primera parte, pudimos observar el interés que ha puesto el director programando piezas originales para banda compuestas durante los siglos XIX y primera mitad del XX. Sobretodo en la recuperación de una obra del «Patriarca» de la música valenciana, Salvador Giner. El mismo Sergio Navarro, se ha encargado de revisar la fantasía para banda Una fiesta en el Alcázar, compuesta por Giner en 1887 como obra para el Certamen de Bandas de Valencia. Era la segunda edición del Certamen, actualmente el Internacional. En el Catàleg de la producció musical de Salvador Giner, publicado por la Universitat de València en 2010 y escrito por Vicente Galbis e Hilari García, aparece como «obra de música profana sin localizar», con el número de catálogo 417 y bajo el título Recuerdos de una fiesta en el Alcázar, para banda de música, citado en El Mercantil Valenciano el 29/07/1887, es decir, un día después de la celebración del Certamen. La obra no era obligada, sino «recomendada» por el jurado, aunque curiosamente la banda que no interpretó esta pieza y eligió otra, quedó en segunda posición pese a ser la actuación más aplaudida.
Es más el interés musicológico y la recuperación histórica que el valor musical en sí. Se observa, además, una clara influencia italiana, belcantista, en este pequeño poema sinfónico, con importantes intervenciones del fliscorno solista. Completaron esta primera parte Hispánico, del requenense Mariano Pérez, Marcha Burlesca de Manuel Palau, por cierto, original para cuarteto de saxos y transcripción para banda del mismo compositor. Se llegó al descanso con Día de Pascua en Catarroja, del maestro J. Manuel Izquierdo, obra popular que estaba cayendo en el olvido y que con la nueva edición (con bastantes errores, todo hay que decirlo) y habiendo sido elegida como obra obligada en algún certamen, se está volviendo a interpretar.
El concierto continuó con obras para banda del siglo XXI, de autores jóvenes, que podríamos considerar la vanguardia contemporánea de la música para banda. Los dos platos fuertes (además de un pasodoble de Manuel Morales y una pieza de Gonzalo Lacruz, estudiante de composición e hijo de Requena) son dos obras para tener muy en cuenta en las programaciones de nuestras bandas en la actualidad:
- La primera, de más dificultad técnica, es el Warsaw Concerto del compositor de Chella, José Miguel Fayos Jordán, actualmente Director de Banda y Profesor de Composición en el Conservatorio Superior de Castilla-La Mancha. La obra está estructurada en cuatro movimientos, cada uno de los cuales utiliza una forma concreta (preludio, fuga, ricercare, interludio, marcha, coral…), homenajeando al polaco Lutoslawski. Utiliza recursos del maestro de Varsovia, como son los clusters, dodecafonismo, serialismo o la aleatoriedad controlada. Pese a su aparente complejidad, se escucha muy bien gracias a su clara instrumentación.
- La última pieza de este especial concierto fue La Rosa del Desierto, de Martínez Gallego, nacido en San Antonio, cerca de Requena y también es Director y Profesor de Conservatorio. La obra, encantadora y divertida, (me recordó bastante a otra obra del autor: Goliardi) es una continuación de El Agua prodigiosa, de 2012, y antecesora de otra futura obra que cerrará la trilogía que el autor dedica al dibujante Pierre Culliford y a sus personajes medievales Johan y Pirluit y sus aventuras. La pieza, lógicamente, tiene un carácter descriptivo, aunque no es preciso querer ver las historietas en las que se inspira el compositor (en el score no aparece ninguna indicación o cita a ningún episodio). Solo hay que escuchar y disfrutar y, si se puede, distinguir la mezcla de estilos, los pasajes modales, la gracia de sus temas, los efectos de colores instrumentales e incluso algún pasaje minimalista, hasta llegar a un final muy logrado. Obra muy aconsejable para bandas de segunda o incluso de primera sección.
Esperamos siempre, con mucho interés, cada nueva composición de Martínez Gallego, gran amigo mío, que nunca nos defrauda. Enhorabuena a ambos compositores por los estrenos.
Ni que decir tiene el éxito del concierto del que el público salió muy satisfecho. La Banda estuvo bastante bien, aunque al final mostró síntomas de cansancio, situación casi normal con un programa tan largo y comprometido. La plantilla no era la de un certamen, obviamente, pero no le faltaba calidad, aunque algunas cuerdas estaban un poco cortas de número (trompetas y trompas). Su director, Sergio Navarro, sin grandes gestos ni aspavientos para la galería, y con una técnica muy clara, controló todo como siempre, sobretodo los matices en piano. Muy elogiable.
Como crítica constructiva a tener en cuenta, la acústica del Teatro Principal de Requena no acompaña nada; presenta un sonido seco y sin brillantez que provoca pérdidas sonoras, mayoritariamente en la cuerda de percusión. No obstante, resultó una interesante velada musical para todo el que quiso estar presente en dicho acto.